por Katie Nicol | Director, Academia de Asesoría Escolar  | GME@dhr-rgv.com

Atención plena en la educación.

El bienestar y la capacidad de una persona para participar en su aprendizaje van de la mano. Tener uno sin el otro crea un desequilibrio. En el sistema educativo actual, cada vez más estudiantes experimentan estrés tóxico porque las demandas de la vida superan constantemente la capacidad de los estudiantes para hacer frente a las diversas demandas que se les imponen. No se trata simplemente de demandas académicas, sino de la vida familiar y, sobre todo, de su vida social, que cada vez es más difícil de navegar para los estudiantes debido a la conectividad constante a través de las redes sociales. Cuando se produce estrés tóxico, afecta la atención, las emociones, la regulación del estado de ánimo, el sueño y la disposición de los estudiantes para aprender. En este estado, las mentes de los estudiantes no pueden comprometerse completamente con su entorno. Es en estos momentos, donde dar a los estudiantes un lugar seguro para aprender a respirar y conectarse con ellos mismos sin interferencias se vuelve de enorme importancia para su continuo desarrollo.

Puede parecer idealista poder enseñar conceptos de atención plena a un grupo de niños pequeños, pero de hecho, es muy adecuado para entornos educativos. Cada aula está llena de estudiantes que han tenido experiencias variadas en su vida y tienen diferentes tensiones, ansiedades y desencadenantes. Es en estos entornos donde más se necesita la atención plena. Requiere práctica, pero es simple, económico y puede ser practicado por cualquier persona en cualquier momento, lo que lo convierte en una gran herramienta para escuelas, educadores y familias.

Los objetivos

Los objetivos de la atención plena

Para ayudar a los estudiantes a aprender:

• Conciencia de sí mismo
• Empatía
• Estrategias para calmar y enfocar la mente.
• Comunicación consciente
• Aplicando la atención plena a la vida cotidiana.

Los Beneficios

Los beneficios de la atención plena